Texto La Vuelta
El retrato y la El arte como vehículo de reconocimiento JUEVES 10 de Enero
6 Dic 2018 – 9:53 AM
REDACCIÓN CULTURA
La exposición «La vuelta», que se inauguró el pasado 5 de diciembre en el Museo de Arte Moderno de Medellín, estará disponible hasta el 17 de febrero de 2019 en las salas A, B, C y Sala de Fundiciones.
El retrato y la fotografía como métodos artísticos y de investigación se convierten en testigos de una época, en evidencias de un cambio cultural, geográfico, social y político. El poder de la imagen pasa a resignificar la visión que tenemos sobre determinados tiempos y espacios. Y ahí, en el entendimiento de la fotografía como un arte que visibiliza instantes y transformaciones, es donde se comprende el valor de una expresión que socorra nuestras pretensiones de documentar y guardar un momento específico del tiempo.
La preocupación de la sociedad actual con el fenómeno de transición de la guerra a la paz se resalta en aquellas manifestaciones artísticas que propenden por un esclarecimiento de los hechos y por una exaltación de discursos de memoria y reconciliación con el territorio, entendiendo al territorio como los lugares en los que se proliferó la guerra y como los espacios en los que violentamos la condición de los otros. Es por ello que 26 artistas y fotógrafos de múltiples generaciones le apostaron a un trabajo artístico donde se evidenciaran prácticas experimentales y de investigación en zonas que aún muestran sus heridas tras 60 años de conflicto armado.
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Peripecias y vicisitudes son tenidas en cuenta por los artistas como una posibilidad de repensar la sociedad y revalorar el espacio de las artes como vehículos de transformación, de transparencia y de conciliación con temas que habían sido subyugados por la guerra. El género, la naturaleza, la tierra, el cuerpo y la pluralidad étnica y cultural hacen parte de los temas que atraviesan un nuevo tiempo que pretende ser abordado desde la aceptación de la diferencia y la normalización de la multiplicidad de ideologías e idiosincrasias.
La exposición a cargo de Carolina Ponce de León y Sam Stourdzé busca subrayar el sentido de la palabra vuelta como un recorrido por el país que empieza a ser de todos y que empieza a revelar una nueva identidad gracias a los procesos culturales que se apoyan en el arte para aliviar padecimientos y facilitar el entendimiento y la interacción con fenómenos sociales y geopolíticos que empiezan a determinar una era que busca establecer la paz como el sendero correcto y como el único paso a seguir en conjunto y en comunidad.
Alberto Baraya, Andrea Acosta, Ana María Rueda, Andrés Felipe Orjuela, José Alejandro Restrepo, Beatriz González, Carolina Caycedo, Clemencia Echeverri, María Elvira Escallón, Edwin Sánchez, Jaime Ávila, Juan Fernando Herrán, Wilson Díaz, Juan Obando, Juan Pablo Echeverri, Juan Peláez, Karen Paulina Biswell, La virgen del milagro producciones, Liliana Angulo, María Fernanda Cardoso, Miguel Ángel Rojas, Nicolás Consuegra, Óscar Muñoz, Paulo Licona, Rosario López y Santiago Forero son los artistas participantes de La vuelta, una exposición que surge de una obra Juan Fernando Herrán acerca de la concepción de “vuelta” como una tarea ilegal en la jerga colombiana.
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El paso de los artistas por otros países permite alimentar su obra con otras perspectivas que terminan por complementar sus discursos con un carácter más global, de manera que su mirada no sea meramente local sino que esta misma rompa fronteras y prejuicios. Así, el enriquecimiento cultural que implica el viaje a otros territorios y otras culturas fortalece la capacidad de cada uno de los artistas a la hora de plasmar sus ideas en sus piezas y de nutrir su exploración en el país con elementos que pueden ser innovadores y vitales para la relación de los habitantes con su territorio.
Naturaleza-cultura; lugar-territorio; identidad-representación e historia-memoria son los ejes temáticos que atraviesan la exposición La vuelta. Cada uno de ellos reconstruye y constituye las preocupaciones de la sociedad a la hora de acercarse a un estudio de nuestra historia y de las complejidades que la acompañan. Desde esos cuatro elementos, los curadores y artistas reafirman su compromiso con la comprensión de nuestro tiempo y de nuestra responsabilidad a la hora de sanar las heridas que han truncado los escenarios de paz y reconciliación.
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